Si sigues Maquilladas habitualmente sabrás que la exfoliación es imprescindible para mantener una piel suave, sana y bella. De hecho, la suavidad es algo demasiado visible desde fuera, por lo que es importante que la tengamos en cuenta si queremos que los demás, además de nosotros mismos, nos vean con buenos ojos.

Aunque en el mercado encontrarás un montón de productos específicos para realizar la exfoliación de tu piel, en casa también dispones de elementos que pueden servirte para conseguir una piel la mar de suave. Uno de ellos es la sal, el exfoliante más natural. Lo más habitual es emplearla junto al gel de baño, aunque es necesario que la piel esté solamente húmeda y no mojada. Por eso, lo mejor es que seques un poco antes de darte el gel y luego aclararte con agua. Sin embargo, para el rostro lo más recomendable es mezclarla con crema hidratante y también aclarar con agua. Las zonas de tu piel que estén más duras necesitarán más ayuda que la sal. En estos casos lo mejor es la piedra pómez, con la que deberás frotar con cuidado.
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