Los problemas con el pelo están relacionados muchas veces con errores que se cometen en el día a día y con los cuidados esenciales como su lavado, el uso de acondicionadores o el empleo de las mascarillas capilares. Son malos hábitos que, sin embargo, tienen fácil y rápida solución.
Lavado
Cuando el cabello tiene que lavarse con mucha frecuencia e, incluso, a diario, es habitual que el pelo se resienta, si no se hace bien porque con los lavados y el agua se arrastran los lípidos de su superficie. Esto hace que el cabello quede áspero y difícil de peinar.
Para evitarlo, la solución está en lavar el pelo tres veces a la semana como máximo. Si, por motivos laborales hay que lavarlo a diario, es importante utilizar champús de uso frecuente o lavado diario.
Las personas con el pelo graso pueden solucionar este problema haciendo uso de ampollas que se aplican en el cuero cabelludo tras su lavado para no resecar la fibra de medios y puntas.
Y, para que el pelo no se encrespe, una de las soluciones pasa por enjabonar solo una vez y emplear un champú hidratante y reparador. Entre las mejores opciones están aquellos que incluyen en su composición la queratina y los ceramidas, así como los aceites vegetales.
Acondicionador
La clave para evitar problemas con este producto es usarlo después del champú para que se neutralicen las cargas negativas de la queratina en la superficie del pelo y evitar así que se electrice.
La cantidad es también importante. Con una nuez aplicada en medios y puntas es suficiente. Así se evitará que se apelmace el cabello. Luego, hay que aclarar muy bien. Y tampoco hay que olvidarse de utilizar una mascarilla nutritiva una vez a la semana porque, con el paso del tiempo, el pelo se reseca y tiende a encresparse.
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