Hay varios motivos que causan el que algunas mujeres cuenten con poca cantidad de pelo en las cejas. A veces es simplemente algo hormonal, a veces es causa de una exagerada depilación de hace tiempo y que impidió que la ceja repoblara completamente. También puede deberse a algún tipo de accidente que le cause en la zona una pequeña cicatriz o, incluso, tratamientos médicos cuyos efectos adversos pueden ser la caída del pelo.
Sea cual sea el caso de cada una, hubo un tiempo en que había que pintar las cejas a diario y con bastante acierto. Después se incorporaron técnicas más novedosas como la micropigmentación permanente o tatuaje, lo que te proporciona un delineado algo sombreado, especialmente bueno para camuflar alguna calvita pero no muy auténtico para dar la total sensación de ceja poblada. Actualmente, la técnica más novedosa la encontramos en las clínicas de implantes o injertos capilares.
Los implantes capilares para cejas son cada vez más reclamados en este tipo de centros. Se suelen utilizar cabellos pero también puede realizarse con vello del brazo o del torso mediante extracción folicular. Lo que sí que es indispensable es que la extracción se haga de una misma zona, ya que el pelo implantado no va a modificar nada su aspecto original. El pelo trasplantado conservará las características de grosor y color de la zona extraída, y una vez implantado solo habrá que recortar a medida que vaya creciendo.
Es fundamental que esta técnica te la realices en clínicas especializadas con verdaderos profesionales, ya que es imprescindible que la orientación de las incisiones sea perfecta y muy tangencial. Tienen que respetar la curvatura de la ceja y que esté bien orientada en la piel, algo que varía según el tramo. Es un proceso meticuloso y los errores cometidos en él son difíciles de recuperar, por ello debemos realizarlo en centros que ofrezcan gran garantía y confianza.