Evitar el arrepentimiento al cambiar de look


Hay ocasiones en las que nos planteamos un cambio de look que puede estar sujeto a distintos motivos. Llevarlo a cabo o no depende de las circunstancias personales de cada una de nosotras, pero lo que es común en muchos casos es que al final surge el arrepentimiento porque no obtenemos el resultado esperado o porque no estábamos muy seguras de querer realmente ese cambio.

Para que esto no te ocurra, debes plantearte los motivos que te llevan a cambiar de look y valorar los pros y contras que te ofrecen tu imagen actual y la que tienes en mente. Fases de ansiedad y depresión no son las mejores consejeras, a no ser que optes por un pequeño cambio que te permita volver con facilidad a tu estilismo habitual. Lógicamente, no es lo mismo dejarse crecer un flequillo que recuperar la melena después de raparla casi al cero.

En este sentido, hay programas de ordenador que te muestran cómo puede quedarte el resultado, pero debes tener en cuenta que estos sistemas no te ofrecen la calidad real que tiene tu pelo en cuanto a volumen y flexibilidad, así que la imagen que te ofrecen no es fiable al cien por cien. En cuanto a tintes, mechas y demás cambios que conlleven el uso de tintes, conviene que primero te informes de la dificultad que puede llevar el recuperar tu tono natural, ya que hay pigmentos que son muy difíciles de arrastrar y luego traen muchas complicaciones.

Además, el color hay que mantenerlo, y no solo en las raíces, ya que la parte de medio a puntas también va sufriendo cambios y va mostrando el aspecto anaranjado propio de la oxidación. Por ello es fundamental que valores bien todas las posibilidades y no te dejes llevar por un arranque, como puede ser el calor en verano, ya que puedes recurrir a moñitos y coletas antes de meter tijera. Si finalmente te animas, opta por cortes que te dejen la frente y la nuca despejadas, que es donde más calor da el pelo.

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