El verano suele ser una época complicada para las pieles grasas, ya que deben enfrentarse a los incómodos brillos en la piel. El principal culpable de esto es el calor, que estimula la producción de las glándulas sebáceas, lo que también genera más granitos e impurezas de lo habitual. Pero aparte de esto, con el aumento de las temperaturas, la grasa natural se licua y derrite, a lo que se une el sudor o la humedad ambiental.
¿Te suena todo lo que acabamos de comentarte? Pues entonces no deberás perderte los consejos que vamos a darte a continuación para que puedas evitar los incómodos brillos en tan solo unos pocos pasos. ¿Estás preparada?
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