Mantenerse joven durante mucho tiempo es el caballo de batalla para muchas mujeres que prueban todo tipo de tratamientos cosméticos y clínicos. Un afán imparable por conseguir el elixir de la eterna juventud o ese pacto con el diablo, tal y como se le conoce de manera coloquial. Los años pasan y la piel lo va reflejando, pero los estudios dermatológicos van encontrando sucesivos avances que contribuirán a que esto tarde más en ocurrir.
Estos estudios se basan principalmente en encontrar las causas y los orígenes del envejecimiento prematuro. Ritmo de vida, polución, hábitos alimenticios, exposición solar y herencia genética son las principales causas que motivan el mejor o el peor estado de nuestra piel a medida que transcurren los años. Unos factores que varían en función de cada persona, por lo que no siempre un mismo producto ejerce los mismos beneficios en todos sus usuarios.
Tratamientos a la carta
Ahí es donde entra la dermagenética, que consiste en un análisis exhaustivo del tipo de piel de cada mujer, obteniendo así todos los datos que darán como resultado el hallazgo del mejor programa que se le puede recomendar. Como si se tratara de un tratamiento a la carta, la dermagenética es capaz de reconocer las causas concretas del envejecimiento de la piel de cada individuo, por lo que la recomendación de cómo tratarla aumenta notablemente los efectos del producto recomendado.
Otras posibilidades
Lo bueno de un estudio de estas características es que no solo se aplicará en aspectos que estén relacionados con las arrugas y la flacidez, sino que también tendrá gran relevancia a la hora de tratar otro tipo de problemas cutáneos, tales como el acné. Un avance que dentro de unos años puede convertirse en la solución que tantas personas están deseando a día de hoy, con la que tendrán ocasión de prevenir y curar esas imperfecciones cutáneas que les causan tanta molestia.