Uno de los productos básicos en nuestras rutinas diarias de maquillaje es el rímel. ¡No puede faltar! Y es que solo con aplicar máscara de pestañas podemos abrir nuestra mirada y hacer que sea mucho más expresiva y bonita. Incluso aunque lleves un maquillaje natural o cara lavada, el toque de rímel es casi imprescindible. Pero es importante aplicarlo bien para que el resultado sea excepcional. Te contamos algunos consejos básicos para conseguirlo.
No te pases con la cantidad
Si pones demasiado producto en el cepillo aplicador tus pestañas van a tener un aspecto desastroso. Ponte la cantidad suficiente para curvar y ampliar el volumen de tus pestañas, así evitarás que aparezcan grumos o tus pestañas queden apelmazadas, nada naturales. Tampoco te pases con las capas que te pongas, puesto que si aplicas demasiadas la máscara se secará y llegarán los grupos y la sensación de pestañas espesas. No te pongas más de tres.
Aplica en el orden correcto
El orden de aplicación de los productos de belleza es fundamental para que consigas el aspecto deseado. Ocurre con las cremas y el sérum, con el maquillaje y el protector solar, y también cuando te maquillas los ojos. Primero aplica el delineador, luego las sombras y para terminar el rímel. Si te pones la sombra después de la máscara el polvo se pegará a tus pestañas y puedes destrozar todo tu maquillaje.
Asegúrate que está en buenas condiciones
Utilizar productos cosméticos caducados puede tener sus consecuencias. En el caso del rímel, favorecerá que surjan más grumos porque la máscara se habrá secado.
La aplicación correcta
Teniendo en cuenta todas estas cosas, si quieres que tu rímel tenga siempre un aspecto impecable no debes pasar por alto la aplicación correcta del producto: baja la mirada hacia el suelo y haz un movimiento en zig zag desde la base hasta las puntas.