Después de tantos años depilándonos con métodos tradicionales, la depilación láser apareció como una opción mucho más atractiva gracias a la duración de sus efectos. En un principio hubo gente que se mostraba un poquito reticente, pero hoy en día es un sistema que está absolutamente integrado en las rutinas más habituales de numerosos centros especializados. Aún así, cada vez se siguen presentando novedades que hacen que este método se pueda realizar con mayor seguridad.
Esto se debe a que en más de una ocasión este método depilatorio ha causado alguna quemadura, que resulta molesta, antiestética y nada saludable. La causa estaba en que el láser se aplicaba en función de unas características comunes que se clasificaban de modo generalizado. Se atendía a cada persona siguiendo unas pautas comunes de color de piel, pelo, tiempo en que se logra el bronceado al exponerse el sol, mayor o menor número de pecas, etc.
Estos datos, aún siendo comunes, no tienen por qué ser 100% fiables para todas las personas que los reúnen, de ahí que haya ocurrido más de un accidente. Pero ahora todo eso puede evitarse si te realizan un test totalmente personalizado. Para ello es necesario el uso de un lector de melanina antes de iniciar la primera sesión. Con él se obtiene el índice exacto de la piel de cada persona, comprobando incluso si ha estado muy expuesta al sol aunque en ese momento no se muestre bronceada.
Este lector también ofrece un diagnóstico de diferentes manchas que podemos tener en el cuerpo, así como si es susceptible a irritaciones. A partir de todos estos datos, los especialistas ya pueden regular la intensidad del haz de luz, así como el número de sesiones que necesitarás para completar un ciclo o, incluso, también pueden aconsejarte que no te depiles con láser por poder resultar contraproducente para ti.