Presumir de pelo bonito va más allá de un corte de pelo perfecto y un color que nos favorezca. Un factor importantísimo para poder lucir pelazo es el que esté dotado de brillo. Para ello debemos encargarnos de ofrecerlo a nuestro cabello una serie de cuidados que lo rehidraten continuamente y que consigan también reestructurarlo por completo. Lo más común es el uso de acondicionadores y mascarillas, y también algún producto de tocador como los sprays que se encargan de ofrecerte una mayor sensación de brillo.
Otra manera de dotar a tu pelo de todo el brillo y la luminosidad que te gustaría tener es aplicándote un baño de color. Este tipo de productos aportan brillo a la vez que captan la luz del exterior, por lo que su resultado es impresionante. Son de fácil aplicación y existen cartas completísimas entre las que podrás elegir el tono más adecuado para ti. El baño de color está elaborado con ingredientes naturales y eso impedirá que tu pelo sufra ningún tipo de daño.
Gracias a esta composición tan natural el pelo no cambiará de estructura pero sí que mostrará tener un aspecto de mayor fuerza. Esto ocurre porque un pelo apagado suele restar sensación de estar sano. En mi opinión y de un modo muy personal, yo aconsejo el uso de los baños de color básicamente para esta finalidad, la de obtener un pelo más brillante. Ya que su poca pigmentación no es apropiada para cambios de look ni para cubrir canas, aunque sí que es verdad que si se trata de tus primeros pelitos blancos un poquito sí que cubre.
El baño de color ofrece sus mejores resultados en aquellas personas que lo aplican en un tono muy similar al suyo, ya que va desapareciendo poco a poco en cada lavado y es apenas imperceptible. Por el contrario, nunca lo recomiendo en personas que llevan cualquier tipo de mechas o reflejos y que quieren seguir haciéndoselas, ya que esa película brillante impide que estos productos se fijen del mismo modo, por lo que esos rayitos que pongas a posteriori quedarán a vetas.