La falta de conocimiento en términos de belleza y cuidados faciales hace que a menudo cometamos algunos errores como utilizar la misma crema hidratante tanto de día como de noche sin tener en cuenta sus propiedades básicas.
Las cremas de día y de noche tienen formulas muy distintas que se adaptan a las necesidades concretas de cada momento del día. Aunque lo cierto es que no va a ocurrir nada grave porque utilices la crema de día también por la noche o viceversa, lo cierto es que no es del todo recomendable acostumbrarse a hacerlo… Si las han diferenciado debe ser por algo, ¿no crees?
En este sentido, los productos diurnos son menos ricos en ingredientes activos que los nocturnos, y es que los requerimientos de tu piel durante el día se centran más en dar una dosis de hidratación extra y una mejor protección del cutis gracias a unos filtros solares que solamente éstas contienen (por la noche no serán necesarios).
Por otra parte, es durante las horas de descanso de la noche cuando las cremas tienen mayor capacidad de actuación y por tanto cuando pueden resultar más efectivas para regenerar la piel y prepararla para el día siguiente.
Es precisamente por esta efectividad que las cremas de noche (regeneradoras, reestructurantes y antioxidantes) aprovechan para introducir en sus fórmulas más principios activos que las de día, elementos que mantendrán tu piel más tensa e hidratada.
Otra de las diferencias principales entre ambas es la textura, y es que las diurnas resultan mucho más ligeras que las nocturnas.
Tanto unas como las otras deben aplicarse sobre la cara lavada y con la piel perfectamente limpia, siempre con suaves masajes de forma ascendente que ayuden a que el producto penetre mejor en la piel.
Recuerda, ¡cada producto en su debido momento!