Una bella sonrisa es capaz de conquistar a cualquiera, algo que todos hemos vivido en nuestras propias carnes alguna vez… Sin embargo, algunos factores externos como el tabaco, el café, el vino o la falta de higiene dental puede hacer que nuestra dentadura adquiera un tono amarillento que se aleja bastante de esa sonrisa de película que a todos nos gustaría lucir.
Si quieres conseguir esa sonrisa perfecta la solución es fácil gracias al tratamiento odontológico y estético conocido como ‘blanqueamiento dental’, que consiste en aplicar luz fría de arco completo y peróxido de hidrógeno sobre nuestros dientes.
Además de esto, el tratamiento debe seguirse un par de semanas en casa con férulas a medida y peróxido de carbamida.
Sin duda percibirás un cambio radical no solamente en tu imagen sino también en tu seguridad y confianza, lo que te hará sentir mejor contigo misma. Además, cuanto más hermosa y llamativa sea tu dentadura, menos repararán los demás en el resto de tus imperfecciones.
Pero como dice la frase popular ‘no es oro todo lo que reluce’, y a pesar de tener algunas notorias ventajas estéticas este tratamiento también tiene algunos contras que merece la pena que conozcas antes de someterte al tratamiento.
En primer lugar, tu dentadura puede ser sensible a las sustancias químicas aplicadas y causarte irritación y dolor.
Por otra parte, el tratamiento puede suponer un esfuerzo económico para algunos bolsillos (precios variables, pregunta en tu centro de odontología) y no puede garantizarse al 100% puesto que el blanqueamiento tiene resultados en aproximadamente un 78% de los casos.
Si por una cosa o por otra no puedes o quieres someterte a este sistema químico, existen otros tipos de blanqueamiento que a pesar de no ser igualmente efectivos pueden tener un ligero impacto en tu esmalte.