Más allá de algunos pocos afortunados, somos más bien pocos los que podemos presumir de una dentadura blanca y perfecta… Si perteneces a esta gran mayoría seguro que has soñado en más de una ocasión con conseguir un esmalte más blanco que consiga darte esa deseadísima sonrisa Profident.
Por suerte para nosotros, a día de hoy existen muchísimas maneras de conseguir este objetivo. Si quieres conocerlas presta atención a este rápido repaso por los tratamientos más habituales.
– Odontológicos: Es el que proporciona los mejores resultados de todos y consiste en una sesión en la que nos aplicarán luz fría de arco completo y peróxido de hidrógeno al 35%. Ya en casa, deberemos llevar a cabo diariamente y durante dos semanas un tratamiento con férulas hechas a medida y peróxido de carbamida con concentraciones entre el 10% al 30% (según las características de cada uno).
– Geles: Son productos con los ingredientes anteriores (peróxido de hidrógeno o de carbamida) que no precisan seguimiento ni tratamiento especializado. Los resultados son visibles, pero jamás al nivel de los tratamientos odontológicos.
– Pastas blanqueadoras: Deberían ser más un complemento al primer tratamiento, pues con las dentaduras normales sus efectos son muy limitados. El tiempo de uso y los buenos hábitos que potencien la eliminación o no aparición de manchas o esmalte amarillo favorecerán que sean más efectivas.
– Trucos caseros: Existen un montón de trucos y recetas caseras para blanquear los dientes, pero estos no se basan en conocimientos médicos fiables y probablemente nunca sepamos si beneficiamos o perjudicamos a nuestra dentadura.
– Tratamiento interno: Se realiza en las dentaduras ya tratadas haciendo que el producto entre en el mismo diente. Es también un complemento al primero.