El mercado cosmético y capilar evoluciona continuamente y siempre con el fin de que podamos disfrutar de un pelo bonito, sano y brillante. En este sentido acondicionadores y mascarillas juegan un papel fundamental, puesto que están elaborados con ingredientes específicos que le aportarán a nuestro cabello todos los nutrientes necesarios para sanearlo y conservarlo en buen estado. Pero nada de esto será posible si no los utilizamos de un modo correcto ni distinguimos para qué sirve cada uno.
En principio el acondicionador nace de la clásica crema suavizante, creada básicamente para desenredar. A este producto se le fueron incorporando nuevas fórmulas que no solo desenredan sino que también reestructuran el cabello. Están indicados para personas con pelo fino y con tendencia a grasa, y debe ponerse solo en las puntas, desenredar con los dedos y aclarar al momento. Para asegurar que tu pelo no quede nunca apelmazado, puedes abandonar el acondicionador de pileta y pasarte a uno sin aclarado. Estos sprays desenredan, aportan brillo y no engrasan.
La mascarilla es mucho más untuosa y contiene una fórmula mucho más completa. Está recomendada para cabellos más gruesos, y puede ser aplicada en el total de la melena y proceder a su desenredado y posterior exposición. En la actualidad existen fórmulas inmediatas que en 1 minuto ya ejercen sus beneficios, pero si tu pelo está muy seco y castigado puedes dejarla más tiempo, incluso envuelta en una toalla caliente mientras te duchas.
También hay mascarillas que no necesitan aclarado, pero éstas deberán ser empleadas por personas cuyo cabello muestre una sequedad extrema. Especialmente son muy buenas para pelo rizado que tiende a encresparse, y se encargan de dominarlo y no te impiden para nada un correcto peinado. Son muy buenas para llevar a la playa y ponerla entre baño y baño, ya que evitarán que tu pelo se seque aún más con el salitre y el sol.