Los efectos del sol, los cambios hormonales, el paso de los años… Existen muy distintos factores tanto internos como externos que provocan la aparición de esas antiestéticas e indeseadas manchas oscuras sobre la piel.
Si ya comienzas a notar el rastro de este problema cutáneo producido por la hiperpigmentación puedes respirar tranquila, porque no solamente es algo que puede controlarse sino que además puede ser reparado.
Aunque también hay otros factores importantes como los embarazos o el consumo de pastillas anticonceptivas, el sol es el primer factor que puede influir en la aparición de estas marcas en la piel.
Precisamente por eso debes recordar siempre la importancia de pasar jornadas de exposición con la máxima responsabilidad: Utiliza siempre crema protectora (a poder ser resistente al agua), asegúrate de que tiene un factor adaptado a tu tipo de piel y no te expongas de forma directa a los rayos ultravioleta en las horas de mayor intensidad (de 11 a 15h aproximadamente).
No olvides tampoco que está rotundamente prohibido tomar el sol con productos que contengan alcohol sobre la piel.
Si en tu caso ya es demasiado para prevenir y lo que tienes que hacer ahora es más bien curar no te preocupes, porque la medicina estética y el mundo de la cosmética están suficientemente avanzados como para permitir que puedas olvidarte de las manchas en la piel.
Los tratamientos estéticos más utilizados en este caso son peeling despigmentante o el tratamiento de luz pulsada. Las cremas aclaradoras con ingredientes como la hidroquinona, el ácido kojico, la vitamina C, el ácido fitico o los ácidos alfa hidróxidos también son muy efectivas y están más al alcance de la mayoría de nosotras, ¡pregunta en tu dermatólogo o en tu perfumería!
No obstante, si eres de las de la vieja escuela o si te resistes a gastar dinero en estos tratamientos también puedes informarte acerca de algunos de los tratamientos caseros más habituales como aquellos a base de sábila, perejil, zumo de limón o leche en polvo.