Con el confinamiento, el teletrabajo y la ansiedad y el estrés que muchas personas están padeciendo por la pandemia, la piel se resiente. Son situaciones en las que se observa que el cutis está como más apagado y menos firme, en gran parte por las horas que se pasan frente a las pantallas. Sin embargo, no siempre estas señales son sinónimo de falta de firmeza. Entonces, ¿cómo se puede saber si se tienen que utilizar productos cosméticos y de cuidado facial para reafirmar la piel?
Las claves
Una de las mejores maneras y más fácil de saber si se necesita o no reafirmar la piel es observarse frente al espejo. Este sencillo gesto permite comprobar el grado de flacidez del rostro.
Para ello, tan solo se tiene que coger un espejo amplio y apoyarlo sobre las piernas para asomar el rostro sobre él. Si en la imagen que se ve, se observa que la piel y los músculos se desplazan y quedan fuera de sitio, se tiene un problema de flacidez.
Además, hay otras formas de saberlo observando el propio rostro. Por ejemplo, hay que mirar los párpados para ver si caen y si los ojos tienen aspecto cansado. Otro de los focos de atención son las mejillas. En este caso, si se aprecia pérdida de volumen en los pómulos o se desdibujan y se marcan más los surcos de la nariz, se tiene un problema de flacidez.
Y, finalmente, se debe prestar atención a la zona de la barbilla. Se tiene pérdida de firmeza cuando se observa que la piel se empieza a descolgar o está ya descolgada y aparece el doble mentón o papada.
Qué hacer
Si se aprecian algunos de estos síntomas, aunque sean leves, hay que recurrir a tratamientos reafirmantes. Entre las últimas novedades, están todos aquellos con extractos vegetales como los de centella asiática y las algas. También se está incorporando la vitamina A y sus derivados.
Todos ellos tienen en común el hecho de estimular la producción de colágeno y elastina, así como de proteínas que permiten mantener la estructura de soporte de la dermis.
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