Los rostros anchos son caracterísitcos en muchísimas mujeres, tengan o no algún kilito de más. De hecho, existen muchas mujeres que aún teniendo un cuerpo delgado y esbelto no consiguen perder esos redondeaditos rostros, que en ellas puede llegar a parecer consecuencia de un adelgazamiento repentino.
Si no estás del todo a gusto con ello, o si simplemente crees que no te iría mal disimularlo un poco, apúntate estos consejos y aplícalos la próxima vez que te maquilles, pues el maquillaje es siempre un buen aliado para crear efectos que te favorecen.
Para empezar necesitas conseguir que tus mejillas suban más hacia arriba para dar un aspecto de tersura a tu rostro, característica que tienen muchos de los rostros más finos. Para ello usa un anitojeras que además cubrirá este antiestética marca de cansancio.
En cuanto a la base, utiliza tonos mate para evitar que tus curvas faciales queden todavía más remarcadas (efecto que se consigue con el brillo), y aplícalo sobre todo en las partes exteriores del rostro, evitando destacar demasiado la zona T, la parte alta de los pómulos y la barbilla. La idea es que el maquillaje ayude a dar una sensación de profundidad en el rostro.
Por el contrario, sí que deberás definir muy bien tus pómulos con colorete irisado bien difuminado, desde aproximadamente la mitad del ojo hacia fuera e inclinándote hacia la sien. El tono no es lo que más importa en estos casos, pues debes encontrar el que más te favorezca en función de tu tono de piel o el color de tu cabello.
El iluminador vuelve a ser un imprescindible para dar luz a la cara, por lo que te recomendamos utilizarlo en la barbilla, la frente y la nariz para alargar y estilizar tu rostro.
Es importante que tengas en cuenta también tus ojos y labios, que cuanto más destaquen más te ayudarán a reforzar el efecto que intentamos conseguir. Las sombras claritas y brillantes y las máscaras de pestañas con mucho volumen serán tus grandes aliados, así como lo será el gloss si quieres acentuar todo el potencial de tus labios.