Por lo general, cuando hablamos de que alguien tiene un pelo que llama la atención, solemos referirnos al corte, textura y color, dando por hecho que esos son los factores únicos que lo hacen posible. Pero esto no es del todo cierto, ya que hay otras causas importantísimas que también contribuyen a que tu pelo se muestre siempre sano, brillante y flexible. Entre ellas hoy destacaremos la importancia del lavado de cabeza.
El lavado de cabeza es fundamental para conseguir un look perfecto. Y ya no hablamos solamente de la parte lógica y consabida de la higiene rutinaria, sino del modo en que ésta se efectúa. Si bien es cierto que la elección de determinados productos puede contribuir a un mejor estado y aspecto de tu cabello, también es verdad que el modo en que los utilizas es igual de importante.
El lavado ideal
Un buen lavado necesita empezar con la totalidad del cabello empapado, comprobando que todas las capas y raíces están bien mojadas. El champú se pone en la mano y se frota con las palmas para aplicarlo posteriormente, nunca se pone directamente sobre la cabeza. Repártelo bien y efectúa un masaje con las yemas, no frotes con fuerza ni uses las uñas. Aclara bien esa primera pasada y vuelve a repetir la operación, procurando siempre que el agua no esté demasiado caliente, sino más bien templada. Comprueba que todas las raíces gozan de abundante espuma, y no solo la parte larga del pelo.
Imprescindible un buen aclarado
A la hora de aclarar, abre bien el pelo mechón a mechón, asegurándote de que toda la cabeza queda libre de producto, especialmente en el cuero cabelludo. El mínimo resto que quede actuará como un engrasante y te restará brillo. Termina siempre con un chorrito de agua algo más fría, que no te molestará si vas bajando la temperatura gradualmente. Por último, no envuelvas el pelo en una toalla ya que eliminarás todo el brillo que habías conseguido.