Me encanta cuando me hago con fotografías que muestran a la perfección el concepto concreto de lo que quiero transmitir. Si hoy te hablo de lo mal que puede quedar un rímel, no me apetece poner una foto de una chica con unas pestañas envidiables. Creo que me entenderás mejor si te enseño directamente las chapuzas que a veces se hacen.
He de confesar que lo que más me llama la atención es el hecho de que la foto pertenezca a una modelo en plena sesión, y que hayan descuidado aspectos de su maquillaje tan importantes. A la hora de arreglarse, es imprescindible ser detallista y comedida, por lo que siempre será mejor pecar por defecto que por exceso.
Pintarse los ojos es una tarea que puede resultar difícil, por ello es mejor practicar mucho hasta conseguir el objetivo final, especialmente con el eyeliner y la máscara de pestañas. La raya del ojo ha de hacerse siempre en un trazo firme y no excesivo, y sólo podrás ir ancheándolo de la mitad del párpado hacia el exterior, y no en todo su largo, porque la sensación es nefasta.
El rímel es preciso ponerlo después de haber peinado bien las pestañas, para asegurarte que están perfectamente separadas, puesto que si intentas separarlas a base de toquecitos con el aplicador, sólo conseguirás que las puntas queden pegoteadas. Del mismo modo, el rímel debe ser bastante fluido, el cepillo no muy ancho, y jamás se debe bombear el producto, puesto que va tomando grosor. Si te manchas de rímel fuera de las pestañas, aplica un poco de desmaquillante en un bastoncillo de los oídos y límpialo correctamente.
Las cejas son otro punto importante, y debes ser muy precisa tanto en la depilación, como en el pintado, y en el peinado. No depiles el entrecejo más allá de lo natural, evitando así que las cejas aparezcan cada vez más separadas, como en la 2ª fotografía, donde además se nota que no han disimulado pequeñas calvicies, por lo que ese efecto es aún mayor. Péinalas siempre hacia arriba, procurando que ambas sigan la misma forma, o lo más simétricas posible.