Llevamos toda la vida lavándonos el pelo, pero todavía seguimos cometiendo los mismos errores. Y es que, aunque no lo creas, para que tu pelo quede brillante y sedoso no solo tendrás que usar un buen champú y acondicionador. Además de estos productos básicos, tienes que tener en cuenta factores como la manera de aplicarlos o la temperatura del agua.
Como la mayoría de veces el problema reside en el desconocimiento, hoy queremos que conozcas los errores más comunes para que puedas evitarlos. Así que coge papel y lápiz y estate muy atenta a lo que vamos a explicar a continuación.
Champú
Lo más importante es la elección del champú. Seguro que en el mercado está el producto perfecto para ti; solo debes ir probando hasta encontrarlo. Lo mejor es que comiences la búsqueda con uno indicado para tu tipo de cabello (seco, dañado, grasoso, normal, para cabellos teñidos…). Por otro lado, es recomendable mezclar la cantidad de champú que generalmente usas en un lavado con un poco de agua en una botella de plástico. Con ello evitarás dejar residuos en el cuero cabelludo a la hora de enjugar que, por cierto, hay que hacerlo a conciencia.
Acondicionador
Aunque también es importante escoger el acondicionador perfecto, todavía lo es más la manera de aplicarlo, que deberá ser de la mitad del cabello hacia abajo con no demasiada cantidad. Si quieres, puedes pasar las manos casi limpias por la raíz y el resto del pelo. Cuando haya pasado un minuto, tendrás que desenredar el pelo con un peine ancho de abajo hacia arriba y, a continuación, enjuagarlo con abundante agua.
Otros consejos
Por último, te recomendamos que no laves tu cabello a diario, sino cada dos o tres días. Además, tampoco es recomendable el agua caliente, ya que abre demasiado la cutícula. Por eso, lo mejor es usar agua tibia para todo el proceso de lavado excepto para el enjuague final. En este momento deberás dejar caer agua fría por tu cabeza para cerrar bien la cutícula y generar brillo natural.