Aunque a veces no seamos del todo conscientes, disimular las ojeras no consiste solamente en tomar un corrector cualquiera y aplicarlo sobre ellas, y es que corregir esta imperfección es una cuestión peliaguda en la que deberemos tener en cuenta distintos factores.
Uno de los errores más comunes es el de escoger correctores que no acompañan al color de tu piel, ya sea utilizando algunos demasiado claros que dejan la ojera grisácea y a menudo incluso más llamativa de lo que estaba u otros excesivamente oscuros.
Precisamente por errores como éste debes de ser consciente de lo que tu piel requiere antes de adquirir ningún producto.
De este modo, si tus ojeras son muy claritas y prácticamente no se perciben debes escoger aquellos correctores más claritos que aporten luz a la zona, mientras que si tus ojeras tienen un tono grisáceo a causa de los problemas físicos o psicológicos (a causa de la alimentación o el estrés, por ejemplo) lo mejor será que te hagas con un corrector de un tono ligeramente salmón.
Las ojeras más oscuras, por su parte, requieren correctores de tonos anaranjados o similares al color de tu piel que puedan combatir la potencia de su fuerte color fundiéndose con con la piel de tu rostro.
Si tu caso es más grave y tienes esas poco estéticas ojeras azuladas deberás buscar un corrector con un tono de fondo que consiga borrarlas como es el caso del rosa.
No obstante, también se recomienda para los dos últimos casos utilizar correctores con un matiz de fondo amarillo un par de tonos más claro que tu piel.
Por último, recuerda que en la moderación está la clave de un buen maquillaje de ojeras, y es que la aplicación excesiva de este cosmético podría darte un aspecto antiestético y completamente artificial.