Cada primavera vemos como la televisión se llena de anuncios de cremas protectoras solares, así como informativos y demás programas hacen mención especial de los cuidados que debemos darle a nuestra piel los meses de verano, invitándonos a protegernos del sol para evitar graves enfermedades. Eso está bien, pero no está de más recordar que la piel hay que seguir protegiéndola el resto del año.
Como si se tratara de un ser que cuenta con vida propia y con un corazón lleno de rencor, la piel es una parte de nuestro cuerpo que guarda muchísima memoria, por lo que debemos cuidarla con mucho mimo, protegiéndola especialmente del sol, puesto que sus efectos pueden tardar hasta décadas en aparecer. Esta falta de inmediatez es la que hace que en muchas ocasiones nos despreocupemos.
En ocasiones he hablado de lo importante que es utilizar una crema de protección solar durante el invierno, aunque sea de SPF 15, así como también esta numeración empieza a ser habitual en las cremas de tratamiento diario; esta es una buena costumbre que debemos afianzar los que tenemos un tono de piel medio, puesto que es suficiente para pasar el invierno.
En el caso de las personas que tienen la piel clara, aún sin necesidad de ser albinas, la necesidad de protección es más alta, puesto que las radiaciones solares dañan mucho más en estos tonos. Por este motivo es imprescindible utilizar una crema específica solar, con niveles altos y utilizarla también en manos, escote y cuello; por ser éstas unas zonas donde el sol nos da a diario.
Afortunadamente, las cremas de protección muy alta ya no son tan untuosas como lo eran hace años, algo por lo que podíamos huir un poco de ellas, puesto que nos dejaban una palidez extrema a causa de su pantalla total. En la actualidad, cuentas con gran variedad de cremas que te ofrecen la máxima protección con total transparencia, y sobre las cuales podrás usar tu tratamiento habitual y maquillarte como de costumbre.