Delicadas, hipersensibles, fácilmente irritables, alterables con los cambios de clima… las pieles sensibles acostumbran a tener un precioso aspecto suave y aterciopelado, pero son a la vez un problema para quienes la lucen, que deben prestar atención continua a sus necesidades .
Si es tu caso y te encuentras un poco verde en el asunto tranquila, porque en Maquilladas te aconsejamos algunos buenos hábitos que tu piel agradecerá… ¡toma nota y no pierdas ni un segundo más!
Para empezar debes comprender que una piel sensible no es una enfermedad ni una afección por la que tengas que preocuparte, aunque sí una característica especial que hará que debas prestarle mucha más atención de lo normal. En realidad, basta con acostumbrarse a mantener algunas buenas costumbres para que deje de ser un problema:
– Limpieza facial: Prohibido utilizar un jabón cualquiera o agua demasiado caliente para lavar el rostro, pues restará todavía más hidratación a tu cara; lo mejor es utilizar desmaquillantes y tónicos suaves pensados especialmente para pieles sensibles. Además, a diferencia de otros tipos de piel, la tuya no puede ser exfoliada de forma continua y será preciso que realices este tratamiento de forma semanal y con sumo cuidado.
– Productos: Nutre y humecta tu piel por la mañana y por la noche con cremas hidratantes especiales para pieles sensibles, jamás con productos cuyos ingredientes puedan resultar contraproducentes en nuestro caso (irritando y perjudicando nuestra piel). No olvides utilizarlas siempre con tu piel bien limpia y desmaquillada.
– Protección: Es probable que tu piel sea mucho más sensible a los cambios bruscos de temperatura y a la exposición solar, por lo que es imprescindible que además de estar siempre bien hidratada te hagas con algunas cremas o maquillajes hidratantes con factor de protección solar.
– Dieta: La alimentación es clave para una piel sana y hermosa, más todavía en tu caso. Para llevar una dieta buena para el cuerpo y para la piel lo mejor es incluir una buena cantidad de alimentos ricos en vitaminas B y C. Toma alimentos como los cereales, las frutas o las verduras, y renuncia a las grasas, al café o al alcohol.