Las condiciones ambientales, los productos químicos, el calor de secador y plancha… Son muchos los elementos que pueden hacer que nuestro cabello acabe seco y sin vida, pero también muchas las acciones que podemos llevar a cabo para prevenir que esto ocurra.
Lo primero a lo que debes prestar atención es al proceso de lavado de cabello, pues seguramente estarás realizando esta acción tan cotidiana sin saber realmente cómo hacerlo.
Escoge champús específicos para las condiciones de tu pelo que garanticen brillo, luchen contra la sequedad y tengan principios hidratantes y a poder ser también humectantes. No debes olvidar utilizar acondicionadores de las mismas características no sólo por los principios activos para el cabello sino también porque ayudarán a que el cabello no se enrede ni se rompa.
No estaría de más tampoco que utilizases una buena mascarilla cada diez o quince días, aplicándola suavemente y dejándola reposar durante unos diez minutos y aclarándola con agua templada.
Esta es otra cuestión importante: la temperatura del agua. Aunque será difícil en según qué épocas del año, debes procurar lavarlo y enjuagarlo con agua fría o tibia tanto en verano como en invierno, pues el agua caliente tiende a resecarlo más.
Cuando laves el cabello debes dar un buen masaje al cuero cabelludo con los dedos, pues esto estimula las glándulas sebáceas y ayudará a producir keratina natural para fortalecer el cabello.
Los cepillos y peines que utilices deben ser de calidad y preferentemente con cerdas naturales que no puedan perjudicar al cabello como lo harían las de plástico o el metal.
¿Te habías dado cuenta que durante los meses de verano el pelo se seca más de lo normal? Esto se debe a que, igual que nuestra piel, nuestro cabello también se quema y se seca bajo la exposición continua al sol; no olvides mantenerlo a salvo con un spray protector.
Por último, evita utilizar productos que contengan alcohol sobre el cabello, ¡y no descuides tu alimentación!