A día de hoy, pintarse las uñas se ha convertido en un ritual de belleza casi imprescindible. La manicura llena de color es máxima tendencia, y cuanto más colorista, atrevida y vistosa, mejor que mejor. Lo que ocurre es que no siempre tenemos a mano los colores que nos gustaría utilizar, bien porque no damos con el tono exacto en ninguna marca, porque algunos son de coste elevado, o porque no queremos llenarnos de frascos de barniz.
La cuestión es que existen otras opciones que también nos permiten disfrutar de una gran variedad de tonalidades de una manera rápida, sencilla y muy económica. Incluso hasta podríamos decir que “reciclando” artículos de belleza que ya llevan bastante tiempo olvidados en un cajón. De eso se trata, de sacarle partido a esmaltes y sombras que apenas utilizamos y que a partir de ahora nos van a servir de mucho.
Mezcla de esmaltes
En más de una ocasión nos ha ocurrido que hemos comprado un esmalte de uñas que no resultó ser el color esperado, que ya pasó de moda, o que lo adquirimos para una ocasión especial. Prueba a mezclar esmaltes a los que ya no les des uso, añadiéndoles otros más claros u oscuros en función del resultado que quieras obtener. Cierra el frasco con la mezcla y agítalo concienzudamente para que la mezcla sea homogénea. Puedes añadirles purpurinas si quieres un efecto glitter.
Sombras en polvo para nuevas creaciones
Esta parte es la mejor. Si antes decíamos que tenemos más de un barniz sin usar desde hace tiempo, de las sombras podemos decir que tenemos también muchas que ni hemos estrenado. Coge un recipiente pequeñito (una tapa de plástico o similar), pon esmalte transparente y añádele un poco de sombra en polvo. Mezcla bien con un palillo o bastoncillo, y ve añadiendo esmalte transparente o más polvo en función de la tonalidad que quieras conseguir. Luego ve cogiendo la mezcla con el aplicador del esmalte y aplícate una o dos capas, según sea la cobertura. Haz la cantidad para un día, limpia bien la tapa y el aplicador, y crea un nuevo barniz siempre que lo desees.