Los alimentos son la mejor fuente de belleza que podemos encontrar de un modo natural, sin sustancias químicas ni cualquier otro elemento secundario que pueda minar la salud de nuestro cuerpo por dentro o por fuera.
Sin embargo, del mismo modo que hay alimentos que resultan muy favorecedores para nuestro organismo también hay otros que pueden perjudicar de un modo u otro nuestro aspecto físico.
Para evitarlo lo mejor es moderar aquellos que no nos resultarán favorables… Pero, ¿a cuáles debemos renunciar exactamente?
– Café y bebidas gaseosas: Son vasoconstrictoras, por lo que como su nombre indica estrechan los vasos sanguíneos y hacen que no lleguen suficientes fluidos a la piel. El resultado es una piel más seca y la aparición de arrugas antes de tiempo.
– Sal: Es uno de los mayores causantes de la retención de líquidos, que hace que muchas partes de nuestro cuerpo puedan hincharse y ganar volumen. Lo notaremos de forma especial en las ojeras y en la hinchazón del rostro.
– Bebidas alcohólicas: El trabajo forzoso del hígado cuando metaboliza el alcohol hace que se consuman muchas vitaminas y minerales importantes para el cuerpo, ingredientes esenciales para tener una piel y un cabello saludables, vistosos y sin problemas.
– Fritos: Los alimentos cocinados a altas temperaturas o los fritos en aceites vegetales reutilizados pueden liberar un compuesto conocido como HNE que perjudica a las células de la piel llegando a acabar con ellas. El resultado es una piel visiblemente más seca, escamada y sin luz además de los perjuicios sobre tu silueta.
– Carbohidratos refinados: Perjudican a la elastina y al colágeno de la piel, que se vuelven más susceptibles a los radicales libres que harán que nuestra piel luzca envejecida. Son las galletas, los azúcares, las harinas, etc.
– Snacks salados: El abundante sodio que poseen absorbe la humedad de las células del cutis haciendo que se pierda gran parte de su hidratación natural.
Después de tanto dato negativo aquí dejamos una noticia que te encantará, pues el chocolate no es perjudicial para la piel ni la única causa del acné o los granitos.