Hace ya tiempo que venimos observando que cada vez son más las marcas de cosmética que empiezan a excluir de sus productos diversos ingredientes que hasta ahora eran comunes en la mayoría de ellos. Bien sea por proteger el medio ambiente a la vez que tu piel y tu pelo, o bien porque “está de moda”, son muchas las lecturas que indican que ciertos productos están libres de parabenos, siliconas, derivados del petróleo, etc.
La última lectura que se está incorporando en la actualidad a la promoción de diferentes champús hace referencia a que su composición no contiene sulfatos. Esto es algo que se viene haciendo desde hace años en marcas que quizá no sean muy famosas, pero que ahora se ha dado a conocer mucho más porque las principales firmas están sacando líneas en las que anuncian a bombo y platillo que sus champús no contienen sulfatos.
Este hecho ha llevado a muchas personas a plantearse si los sulfatos son perjudiciales para la salud o para el cabello, incluso las más propensas a alarmarse por este tipo de indicaciones leen detenidamente las etiquetas para asegurarse de que no los incorporan. En realidad, los sulfatos no son dañinos en sí, aunque sí que es verdad que pueden provocar irritación en el cuero cabelludo sensible. En estos casos sí que es recomendable adquirir productos que no los incluyan, pero nunca podríamos decir que son perjudiciales, ni que el cuerpo los absorbe, ni cosas de ese tipo que ya se están oyendo.
Los sulfatos son los detergentes que se añaden a los champús para que hagan espuma y también para que arrastren mejor la suciedad. En caso de cabellos teñidos, este arrastre favorece la desaparición del color, así como pueden resecar aún más los cabellos secos. En resumen, su uso puede afectar a nivel irritación, deshidratación y/o pérdida de coloración, por lo que un champú sin sulfatos es una buena opción como cuidado capilar, pero no porque los otros ahora pasen a ser peligrosos.