Los problemas circulatorios, una dieta incorrecta, la obesidad o la falta de ejercicio y el sedentarismo son algunas de las causas por las que muchas mujeres padecen esa odiada retención de líquidos, que de no ser eliminados mediante la orina o el sudor se acumularán en algunas partes de nuestro cuerpo.
Es precisamente por esto que con este tipo de problemas a menudo notamos cómo nuestro cuerpo se hincha sin razón aparente o cómo ganamos peso sin comprender bien el porqué.
Algunas de las partes del cuerpo más afectadas por la retención de líquidos suelen ser los tobillos, las piernas o la zona de los riñones, por ejemplo.
Si quieres evitar o mejorar el problema en la medida de lo posible comienza por adaptar a tu día a día algunos de estos consejos:
– Sé activo, ya sea paseando durante una hora al día o realizando ejercicio de forma regular: la falta de actividad física impide la eliminación de toxinas y líquidos además de no favorecer a la circulación.
– Evita los excesos de sal y azúcar en tu alimentación y procura llevar una dieta sana y equilibrada.
– Renuncia las duchas y baños con agua caliente, pues por mucho que te gusten son absolutamente críticos para la circulación de las piernas y por tanto no harán más que acrecentar el problema. Puedes acabar la ducha aplicando chorros de agua fría sobre las zonas afectadas.
– Utiliza cremas de efecto vascular sobre las zonas donde padezcas mayores retenciones, siempre aplicándolas en sentido ascendente de abajo hacia arriba y ejerciendo una ligera presión sobre la piel.
– Evita los tacones demasiado altos para llevar a diario y apuesta por lo que te harán ganar apenas un par o tres de centímetros. Si debes llevar tacón por cualquier motivo, no olvides guardar en tu bolso un par de zapatos más cómodos de recambio.
– Duerme con las piernas algo por encima del resto de tu cuerpo, pues fomentarás una mejor circulación sanguínea y te levantarás menos hinchada.