Supongo que conocerás aquel chiste del que va a la perfumería a comprar champú para su mujer y la dependienta le pregunta si es para cabello liso, rizado, teñido, con mechas, permanentado… y el pobre hombre le pregunta ¿Para pelo sucio no tienes?… Y es que, la verdad, es tanta la variedad que hay actualmente en el mercado de los tratamientos capilares, que a veces una ya no sabe cuál es el que mejor le va.
Al igual que ocurre con los champús, el mundo de las mascarillas y los acondicionadores también ha sufrido un progreso considerable, y cada vez son más los productos enfocados a hidratar nuestro cabello que salen al mercado, pero no todos realizan la misma función, por lo que es importante que sepas bien cuál es el que mejor se adapta a tus necesidades.
En primer lugar, es muy importante que seas extremadamente cuidadosa con el lavado del cabello, ya que es una acción que provoca grandes zonas de pelo enmarañado y, por lo tanto, será más proclive a roturas y puntas abiertas. El lavado de cabeza ha de ser siempre muy suave y sin aglomerar todo el pelo en una misma zona.
Por otro lado, la elección de la mascarilla o el acondicionador debe hacerse en cuanto a las necesidades específicas de tu cabello, ordenándolas según sus prioridades y temporada del año, esto es, si te juntas con 2 problemas capilares, elige tratar siempre en primer lugar aquél que afecte al buen estado del pelo y a su hidratación. Por ejemplo, si tienes el pelo seco y teñido, es preferible que trates primero el problema de la sequedad, y no que utilices una mascarilla con protección UV, que sólo trata la apariencia, no la salud.
En otro orden de cosas, lo que yo hago personalmente, es tener más de un producto, y los voy alternando en función de las necesidades propias de cada momento, de este modo, siempre puedes garantizar que tu pelo tenga salud, hidratación, buen color y brillo.