La eliminación definitiva del vello de algunas zonas del cuerpo se convierte en uno de los sueños de muchas mujeres y hombres que desearían olvidarse de la casi continua depilación con los tradicionales métodos.
Es por ello que muchos ya se han sumado con éxito a los efectivos tratamientos de los más avanzados métodos de la depilación definitiva. Sin embargo, existen distintas técnicas para llevarla a cabo… ¿Conoces las más habituales?
Ya habrás oído hablar de ellas en alguna ocasión y puede que hasta te hayas estado informando acerca de los precios: Se trata de la luz pulsada y la depilación láser, dos métodos distintos de los que a continuación te haremos un breve repaso y comparación.
– Láser: Se trata de luz pura y de un solo color en la que los fotones viajan en la misma onda y en línea recta. Existen varios tipos de tratamientos entre los que se encuentra el láser Alejandrita, el Diodo o el Neodimio Yag (cada uno con distintas longitudes de onda).
– Luz pulsada: La emisión de luz es a través de una lámpara. En este caso la luz es mixta y está compuesta por distintos tipos de fotones que viajan a distintas longitudes de onda. A diferencia del anterior, además, la luz se desplaza en todas direcciones.
Ambas técnicas son asimilables por muchos tipos distintos de piel y vello, por lo que podrán ser utilizadas o no siempre teniendo en cuenta el color de pelo, de piel, el calibre del pelo, la profundidad del pelo, el sexo o el momento hormonal, por ejemplo.
Ventajas e inconvenientes de los métodos
– El láser es más efectivo, preciso y exacto gracias a que afecta solo al vello mientras que protege los tejidos. Sin embargo, la luz pulsada es más versátil y adaptable a más tipos de piel (tanto claras como oscuras).
– La luz pulsada tiene menos riesgos de despigmentación en la piel, si bien puede resultar más irritante que el otro sistema.
– La luz pulsada permite abarcar una zona más amplia a tratar en una sola vez.