Por fin llegó el día tan esperado por todos, la boda de William de Inglaterra y Kate Middleton se ha celebrado este mediodía con una exquisita puntualidad inglesa. Más allá del interés personal que en mí pudiera despertar (que sí que lo había), quise fijarme en todos los detalles que conciernen al maquillaje y peinado de la novia, y así poder comentarlo con todas vosotras ahora.
En una ocasión publiqué consejos de belleza para novias, en donde os comentaba que lo esencial es ir a tu boda siendo fiel a tu propio estilo, sin demasiados adornos ni recogidos que afeen o envejezcan tu imagen ese día tan especial, pues bien, parece ser que la ya duquesa Katherine y yo somos de la misma opinión. Este post lo documento con una foto de la boda y otra de un día cualquiera para que compruebes el gran parecido que hay entre las dos imágenes.
En su conjunto, Kate iba maquillada del mismo modo natural al que nos tiene acostumbradas, donde sus claves son unos ojos intensos y sofisticados, pero sin llegar a extremos, y un color sonrosado en sus mejillas, a juego con los labios. Estaba muy guapa, pero en los planos cortos yo le noté un par de detalles que no me gustaron tanto: exceso de polvo para evitar brillos que, en mi opinión, la hacen algo mayor de lo que es (fijaros como se incrustan en el lacrimal), y la raya inferior de los ojos pintada muy adentro, lo que se los convierte en algo más oscuros.
En cuanto al peinado, celebro que haya ido de pelo suelto, ya que a veces los moños te hacen enseñorada y, en este caso, le anularían su personalidad, ya que siempre lleva el pelo suelto. Para mí estaba ideal, ya que lo importante es ir como una misma es, y reflejarlo en el conjunto de maquillaje, peinado y vestido, y el vestido de novia de Kate también es sencillo y natural. Bravo por este acierto y, como dicen por allí, God saves the Queen.