Pieles dañadas por el sol


Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y no hay mayor verdad. Después de que observes la fotografía que hoy ilustra este post, comprendo que todo lo que yo pueda decir a partir de ahora, no vaya a causarte la misma impresión. Esta foto es, para mí, terrorífica y desgarradora, y es una de esas imágenes que no se borrarán de mi memoria, y espero que a ti te valga para cuidar tu piel mucho mejor a partir de hoy.

¿Por qué escribo este post ahora, si estamos en noviembre? Pues porque el sol está ahí todos los días, y mis compañeras y yo siempre insistimos en la importancia de salir a la calle con una buena protección solar: todos los días del año. Además, también empieza la época de esquí, y es uno de los deportes que más queman la piel, así que, actuemos con sentido.

Vaya por delante que la falta de protección solar, más allá de la estética, puede traerte graves problemas de salud; quizá algún día puedas luchar contra las antiestéticas manchas, pero a nivel médico, el mal ya estará hecho. El sentirse más guapa por estar bronceada es “pan para hoy, y hambre para mañana”, puesto que a la larga, tu piel presentará un estado similar al de esta fotografía.

Hazte con una buena rutina de belleza. Despierta tu piel cada mañana con abundante agua fresquita y un tónico equilibrante. A continuación, aplícate siempre una crema hidratante con factor de protección solar, aunque sea de nivel medio-bajo. Cada vez son más las cremas de tratamiento que ya lo incorporan, y suelen pertenecer a numeraciones protectoras que rondan el 15.

Si tu crema de tratamiento habitual no tiene protección, podrás ponerte una específica antes de aplicarte la tuya diaria. Lógicamente, de cara al verano, conviene que subas el nivel de protección, puesto que te expones al sol durante más horas, de un modo más directo, y su intensidad también es mayor.

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