Micropigmentación o maquillaje permanente


Aunque hace tiempo que sabemos de su existencia, no son demasiadas las mujeres que se atreven con la micropigmentación, un tratamiento estético que sirve para embellecer el rostro mediante la coloración de aquellas zonas específicas que queremos perfeccionar.

No es un tratamiento peligroso pero sí delicado, por lo que lo mejor es ponerse en manos de un experto que lo realice en perfectas condiciones de limpieza e higiene y que garantice buenos resultados.

La técnica consiste básicamente en introducir con una aguja muy fina los pigmentos naturales en la epidermis (la capa más superficial de la piel), concretamente en la zona a mejorar que tú misma hayas escogido y también en el tono que hayas considerado oportuno (color natural de la piel para cubrir algunas zonas, marrones para las cejas, negros para perfilar el ojo, etc.).

En realidad la micropigmentación no es del todo permanente, sino que va desapareciendo con el paso del tiempo cuando los pigmentos naturales van siendo absorbidos por la piel. La primera vez posiblemente durará entre un año y medio y dos años, pero si quieres mantenerlo durante más años deberás ir retocándolo antes de que se vea imperfecto.


Algunos de los tratamientos estéticos de micropigmentación más comunes son la eliminación o disimulo de las cicatrices, el cubrimiento de las cejas, marcar el perfil de los labios o de la línea de las pestañas superiores (con efecto eye-liner), entre otros.

De hecho, en este aspecto el maquillaje permanente tiene grandes ventajas como la corrección de imperfecciones como asimetrías, arrugas o zona despigmentadas, así como dar una forma más favorecedora a las cejas o los labios o potenciar la belleza de nuestra mirada.

Eso sí, debes andarte con cuidado en otros aspectos, y es que no puede realizarse sobre pecas, lunares o lesiones cutáneas ni tampoco con algunas enfermedades o con embarazos.

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