Elegir la crema que mejor se adecúa a nuestras necesidades no es tarea fácil, por lo que hoy quiero hablarte de la importancia que tienen las vitaminas como ingrediente imprescindible de cualquier tratamiento. Más allá de la lectura que puedas apreciar en su exterior, te invito a que conozcas las bondades que puedes obtener a través de su fórmula:
– Vitamina A (retinol): entre sus virtudes, tiene la capacidad de aumentar la renovación celular de la epidermis; así como favorecer en gran medida la formación de colágeno y elastina, por lo que es un buen ingrediente si lo que buscas es rellenar y eliminar arrugas, además de combatir la sequedad de la piel. Por ser fácilmente destruible, se suele emplear incorporada en liposomas, aunque a veces también se usa algún derivado más estable. Si tienes más de 40 años, la vitamina A debería estar siempre presente en tus tratamientos diarios.
– Vitaminas del grupo B: podrás encontrarlas de diferentes tipos. La B2 (riboflavina) regula el exceso de secreción de sebo, por lo que debe ir incluida en las cremas que tratan las pieles grasas. La B5 (dexpantenol) actúa como cicatrizante y repara la función barrera de la piel, por lo que además de hidratar, es buena regenerante. La B6 (piridoxidina) actúa frente a las arrugas.
– Vitamina C (ácido ascórbico): es un ingrediente imprescindible en todos aquellos tratamientos cuya finalidad sea, entre otras, la despigmentación, dado el grado de luminosidad que aporta a la piel, además de frenar la formación de melanina. También es un excelente activo antienvejecimiento porque su poder antioxidante destruye los radicales libres, y posee la capacidad de estimular la formación de colágeno. La estabilidad y eficacia de las cremas se suele obtener al asociar la vitamina C con las A y E.
– Vitamina E (tocoferol): contiene un gran poder antirradicales libres, por lo que es uno de los ingredientes más utilizados tanto en tratamientos antiedad como en cremas fotoprotectoras.