El día de tu boda probablemente sea uno de los más importantes de tu vida, esa magnífica celebración que culmina el amor con tu pareja en la que quieres estar como una auténtica princesa de cuento de hadas.
Para lograrlo hay muchos elementos que tener en cuenta, desde el vestido, el peinado y el estilo que escogemos hasta otros elementos también fundamentales como es el caso del maquillaje.
Tanto si te maquillas tú sola como si lo hace una amiga o un estilista profesional (la mejor de las opciones) deberás ser tú la que mande en cuestiones de estilo, pues nadie mejor que tú conoce qué te favorece y qué no lo hace.
Por lo general, no obstante, el maquillaje de novia acostumbra a tener unas características muy comunes:
– Base: Debes lucir una tez perfecta, por lo que será fundamental unificar el rostro con una base de tu tono exacto en versión mate (para un acabado aterciopelado), ocultar imperfecciones con un corrector y dar un toque de luz a zonas puntuales del rostro gracias al iluminador. No olvides que un toque de blush rosado o melocotón añadirá un toque de dulzura al maquillaje.
– Ojos: Deben abrirse al exterior gracias a sombras de ojos claritas para la base combinadas con otras de tonos naturales o pastel en el párpado móvil. Una línea de perfilador en el párpado superior ayudará a añadir intensidad a tu mirada, mientras que la necesaria capa de rimmel acabará de rematar el potencial de tus ojos.
– Labios: Deben ser naturales, frescos y dulces, por lo que te recomendamos gamas de color nude o rosadas que se mantendrán sin problemas en tus labios sin manchar el resto del rostro. Puedes añadir un poco de gloss para aportarles brillo.
Recuerda que el día será largo e intenso: las lágrimas, los besos, los abrazos y todo tipo de roces con tu rostro podrían hacer desaparecer el maquillaje demasiado fácilmente… ¿la solución? Utilizar productos que garanticen una larga duración y echar mano de otros cosméticos específicos para que el maquillaje resista más como es el caso de las ampollas flash.