Lucir una piel perfecta y radiante no es solo cuestión de la base de maquillaje que se emplee y de ir bien maquillada. Muchas veces, el secreto está más abajo. Por supuesto, tener una buena piel influye, así como las cremas de tratamiento y la rutina de cuidado facial diaria que se haga. Pero hay un producto que es clave cuando todavía se quiere conseguir un rostro más perfecto. Es la prebase que, aunque es conocida, no siempre se utiliza bien por lo que muchas mujeres deciden dejar de usarlo. Para que puedas sacarle el máximo partido y te beneficies de todas sus ventajas, te contamos cómo debes utilizarlo. El proceso solo consta de tres pasos.
Primer paso
Lo primero que se tiene que hacer antes de aplicar la prebase es hacer una limpieza facial. Este paso es imprescindible para lucir una piel perfecta, ya que solo así se consiguen eliminar todas las impurezas. Además, se facilita que luego el maquillaje quede impecable.
Tras haber limpiado la piel, el siguiente paso es aplicar un sérum específico para el tipo de cutis que se tenga. Sobre él, se extiende la crema de tratamiento habitual.
Segundo paso
A continuación, toca ya extender la prebase. Para ello, se debe coger una pequeña cantidad del producto para aplicarlo sobre el rostro con la ayuda de las yemas de los dedos.
Es decir, la aplicación se hace como si fuera una crema. Se parte desde el centro de la cara hacia el exterior, difuminando muy bien todo el producto para que no se note y se evite el efecto de llevar como una capa o careta.
Tercer paso
Tras haber extendido bien y totalmente la prebase, es importante dejar pasar un tiempo para que se absorba. En general, suele ser suficiente con un minuto. Pasado ese período, ya es el momento de maquillarse.
En función del estilo de maquillaje que se quiera y si se desea un efecto más o menos natural, puedes o no aplicar una base de maquillaje o ya poner color en ojos, mejillas o labios o bien apostar por la gama nude.
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