Cuando sonreímos, cuando nos molestamos por algo o simplemente cuando nos da el sol en la cara, tendemos a realizar gestos con boca, ojos y ceño que van constituyendo las llamadas líneas de expresión y que con el tiempo se convertirán en arrugas. La línea de expresión es la huella que va quedando en nuestro rostro al realizar estos movimientos de un modo tan repetitivo, y se forma porque estas áreas pierden colágeno y elasticidad. El cambio a arruga llega en la mayor cantidad, sobretodo alrededor de los ojos, formando las famosas patas de gallo.
Hay varios factores que te ayudarán en mayor o menor medida a que esa transformación llegue lo más tarde posible. El primero de ellos, sin ninguna duda, es el factor genético, algo que no podemos elegir ni corregir. Pero, si tomas nota de unos cuidados básicos, ayudarás a que tu piel sea menos propensa a desarrollar arrugas. Sigue una rutina de belleza diaria, es importantísimo tener la piel muy hidratada, para favorecer la elasticidad y evitar la pérdida de colágeno. Puedes utilizar cremas con Retinol, que es un derivado de la Vitamina A, y lo contienen tratamientos de muchísimas firmas, eso sí, preferiblemente de noche, ya que el sol mancha especialmente si lo usas.
Acostúmbrate a protegerte del sol con cremas y buenos hábitos, el sol seca tu piel y afecta a capas profundas. Usa gafas de sol y viseras, verás cómo gesticularás muchísimo menos con ojos y frente. Hay otros gestos, como el de fumar o sorber por una pajita, que te llenan de arruguitas en la comisura de los labios. Haz la prueba delante de un espejo y vigila si tienes tendencia a apoyar continuamente la cabeza sobre una mano. Cuídate pero no te obsesiones, ya que siempre puedes decir que esas primeras arruguitas son la señal de lo mucho que te has reído.