Cómo secar el pelo sin dañarlo


Los aparatos de calor son uno de los grandes aliados de tu cabello pero también uno de los elementos que más pueden perjudicar su salud… A pesar de los excelentes resultados que dejan en nuestra melena, el calor que desprenden los secadores y planchas acaba por estropear nuestro cabello tanto por dentro como por fuera.

Si quieres aprender a secar tu cabello minimizando los efectos negativos toma nota de estos consejos y mantendrás tu melena más hermosa y saludable.

Toma estos buenos hábitos y notarás como tu cabello mejora en los próximos meses:

Lavado: Lava tu cabello con productos de calidad específicos para tu tipo de pelo y aplica un acondicionador para poder peinarlo mejor; enjuaga con agua templada no demasiado caliente y, cuando acabes, péinalo y elimina el exceso de agua con una toalla limpia manteniéndola sobre el cabello durante unos 5 minutos.

Peinado: El cabello es muy frágil y fácilmente quebradizo, por lo que mientras esté mojado debes desenredarlo con la única ayuda de un peine de dientes anchos y jamás con un cepilllo.

Secado: Con el pelo húmedo y antes de comenzar con la tarea aplica un producto de protección térmica ya sea en gel, en crema o en spray. Seca tu cabello en general y luego sepáralo por secciones en horizontal: comienza por la zona más baja de la cabeza, estirando con el cepillo a medida que lo acompañas con el secador a una distancia de unos 10 o 15 centímetros. Repite el proceso por el resto de la cabeza.

Secadores: Las tecnologías también avanzan en el ámbito de la belleza y gracias a ello a día de hoy podemos encontrar un montón de secadores y planchas con tecnologías más respetuosas con nuestro cabello. Un buen ejemplo son los secadores y planchas iónicos o las tenacillas cerámicas, por ejemplo.

Se dice que la fortaleza del cabello disminuye en un 4% con solo utilizar estos aparatos durante 15 minutos, por lo que es imprescindible que contrarrestes este daño con algunos productos reparadores y fortificadores como los protectores térmicos, los acondicionadores y las mascarillas. Más allá de las mascarillas de uso habitual, también puedes aplicar una casera de forma semanal o quincenal.

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