Nos encanta llevar el pelo extraliso, que, además, ahora está muy de moda. Por eso, sin querer, castigamos a nuestro cabello con sesiones casi diarias de secador y plancha, además del uso indiscriminado de champús, acondicionadores y mascarillas.
Sin embargo, nuestro cabello es muy sensible desde la raíz hasta las puntas, y no es fácil lucirlo bonito si no somos extremadamente cuidadosas con él. Si tras cada ducha o baño utilizamos alguno de estos aparatos, el pelo acabará resintiéndose y mostrando un aspecto seco y descuidado, precisamente el efecto contrario al que queremos conseguir con el pelo liso.
Para que tu pelo siga guardando el encanto y levantando pasiones, utiliza siempre un protector térmico (en spray, normalmente) con el pelo húmedo y antes de pasar el secador o la plancha para proteger las fibras capilares. También antes seca un poco tu cabello con la toalla para quitarle agua y luego, si tienes tiempo suficiente, deja que se vaya secando al aire libre para utilizar menos los aparatos que pueden dañar a tu cabello.
Si utilizas secador, nunca lo sitúes a menos de treinta centímetros del pelo, y a poder ser con el aire templado o frío, nunca al máximo de calor.
En el caso de la plancha, utiliza el mismo protector que con el secador, y no se te ocurra utilizarla cuando todavía tengas el pelo húmedo o lo quemarás. Ten cuidado de no quemarlo también con las temperaturas extremadamente altas: regula la intensidad del calor que sale de la plancha mediante la ruedecita que a menudo hay en la mayoría de ellas. Si no tiene, aprovecha cuando tengas la posibilidad y compra uno que lo incorpore, pues es importante poder controlar la temperatura ya que en cabellos finos se utilizará una bastante más baja que en los gruesos.
Como consejo final, deja que algún día a la semana tu cabello se seque al aire sin emplear secador, así dejarás que descanse aunque sea por un espacio breve de tiempo.