El aceite facial es un producto muy utilizado para la limpieza facial. Sin embargo, no todas las personas saben cómo emplearlo para hacerlo correctamente y sacarle el máximo partido. La verdad es que es un producto muy agradecido y fácil de usar. ¿Cómo se hace? Aquí te damos las principales claves.
Acción
El aceite facial está indicado para todo tipo de piel, incluso las sensibles porque es una textura que disuelve fácilmente el maquillaje y el resto de cosméticos sin irritaciones. De hecho, funcionan hasta con el maquillaje más resistente. Otra de sus ventajas es que aportan hidratación y nutrición a la piel, aparte de dejarla muy suave.
Qué aceite elegir
Aunque el aceite facial se puede usar en todos los tipos de pieles, es importante elegirlo de acuerdo a la dermis que se tenga. De esta manera, con piel seca, será mejor uno que tenga mucho ácido oleico como el de oliva, macadamia o de aguacate. Además, son aceites que aportan propiedades hidratantes y suavizantes que mejoran la textura de la piel.
Si por el contrario, se tiene la piel grasa, mixta o con tendencia al acné, la elección pasa por los aceites faciales desmaquillantes con ácido linoleico como el aceite de onagra, el de cártamo o el de semilla de uva. Con su aplicación, se nota un menor sebo por su retirada y un poro más pequeño.
Aplicación
En primer lugar hay que poner una gota o unas gotitas de aceite en la palma de las manos, calentándolo mientras se frotan para, a continuación, hacer la aplicación sobre la piel seca.
Es conveniente dar pequeños masajes circulares en mejillas, frente, nariz y mentón, así como sobre los ojos y labios. Posteriormente, se retira el aceite del rostro con agua y se seca el rostro con pequeños toques con una toalla que sea muy suave. Y es así de fácil.
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