Muchas mujeres están deseando que lleguen los primeros rayos de sol para comenzar a broncear su cuerpo y conseguir así un bonito tono de piel durante el verano. Cuando los meses de calor llegan a su fin, muchas intentan mantener el bronceado y prolongarlo unos días más, algo que en cierto modo es lógico ya que el invierno se hace muy largo. Lo que ocurre es que esa prolongación no puede ser excesiva.
Hay que saber parar y darle a nuestra piel el descanso que necesita y merece, así que el otoño es el momento ideal para despedirse del bronceado y empezar a lucir un tono más propio de la estación en la que estamos. La mejor opción es la de realizarse una intensa exfoliación corporal, algo que puede que hagas alguna vez al año, pero que en otoño es imprescindible. Conviene eliminar todas las células muertas que van dando a la piel sensación de sequedad, así como eliminar posibles manchas que han quedado del sol.
El bronceado no se va eliminando del mismo modo en todo el cuerpo, y la piel va quedando con pequeñas motitas que a veces pueden confundirse incluso con algo de suciedad. Además, la piel también sufre mucho con la exposición solar, quedando deshidratada y muy opaca, por lo que la exfoliación no solo le devuelve suavidad y un tono más uniforme, sino que también ayuda a que consigas que tenga un aspecto más luminoso. Más que un tratamiento de belleza, parece una cura.
Es que además, la exfoliación corporal también te ayuda a eliminar la piel de naranja, así que no sé por qué da tanta pereza, si todo son ventajas. Una vez terminas, notas una suavidad extrema, y es posible que te animes a mantenerla durante todo el año, bien de manera suave con geles de baño exfoliantes de uso diario, bien con un guante de crín, o bien con tratamientos específicos como el que yo te recomiendo para el otoño y que podrás realizártelo una vez al mes.