No pasa ni un solo día en el que no nos atiborren de una constante publicidad sobre todo tipo de tratamientos y cuidados para la piel. Las revistas y los anuncios de televisión son un escaparate perfecto para dar a conocer todos los productos de belleza que hay a nuestro alcance, pero, ¿sabes cuál es el que mejor te conviene? Tenemos que ser un poco perspicaces y no dejarnos fascinar por las grandes virtudes que nombran en todos y cada uno de estos spots, al fin y al cabo, es publicidad.
De hecho, hemos entrado en un círculo tan vicioso en lo que a cosmetología se refiere, que, si no incluyen la palabra “Nuevo” parece que ya carece de interés. La crema facial ha de ser, sobre todo, hidratante. Debes partir siempre de esta base para encontrar la que mejor se adecúa a tus necesidades. Si tienes la piel grasa, opta por formatos fluidos, te aportarán la cantidad de agua que necesitas, pero sin brillos ni excesos de hidratación. Si el problema de grasa es muy importante será mejor que te decantes por texturas gel.
Si tienes la piel seca, debes centrarte en aportarle la máxima hidratación, por lo que será imprescindible que utilices también una crema nutritiva todas las noches. En lo que a cremas antiarrugas y anti-edad se refiere, son diferentes. Como su nombre indica, las antiarrugas combaten las arrugas ya sea rellenándolas desde el interior (con retinol o ácido hialurónico) y/o alisándolas desde el exterior (con tensores a base de proteínas).
Por su parte, las cremas anti-edad suelen ser más completas, porque, además de las arrugas, tratan otros signos del envejecimiento como la sequedad, las manchas, y la flacidez. Una crema que se venda bajo la denominación de pieles maduras está indicada para mujeres que ya están en el ciclo vital de la menopausia, aportando las acciones que, por nuestra naturaleza, desaparecen en esta fase de la vida. Por todo ello, es importante que te centres en tu tipo de piel y sus necesidades, más allá del último anuncio de televisión que más te haya impactado.