Que los morenos no necesitan protección, que el protector solar dura infinitas horas o que en los días nublados el sol no quema nuestra piel son algunas de las creencias populares más conocidas y a la vez erróneas que conocemos acerca del bronceado… Pero, ¿son ciertas todas estas creencias?
Ahora que llega el verano y que todos aprovechamos cada hora de nuestro tiempo libre para conseguir ese favorecedor bronceado estival es el mejor momento para desmentir algunos de los grandes mitos acerca de la exposición solar… ¿Estás preparado? Toma nota, ¡porque a partir de ahora deberás broncearte de una forma más responsable!
– Se dice que a partir de los 30 años hay que protegerse más para prevenir el envejecimiento prematuro o el cáncer de piel, pero la realidad es que antes de los 18 años la mayoría de las personas recibe el 80% de toda la exposición solar, por lo que cualquier problema entonces repercutirá en el futuro.
– Los autobronceadores no sirven para proteger la piel, sino solamente para darle color.
– Aunque según las estadísticas las pieles oscuras tienen menos riesgo de padecer enfermedades en la piel, también es cierto que eso no las excluye de tener que protegerse del sol en cada exposición con los factores de protección más aptos para su tono.
– El protector no tiene una duración ilimitada durante el día, por lo que hay que ir renovándolo una vez cada hora o cada dos horas. Además, los protectores solares solo filtran un porcentaje de las radiaciones por lo que jamás estaremos plenamente protegidos del sol.
– Los días nublados también nos da el sol y puede llegar a quemarnos, pues los rayos UV atraviesan las nubes gasta llegar a nuestra piel.
– El sol no soluciona los problemas de las pieles grasas como el acné, aunque sí que es cierto que puede ayudar a mejorarlos. No obstante, el seguimiento de algunos tratamientos puede hacer que aumente el nivel de captación de radiaciones provocando que la exposición sea todavía más peligrosa.