No sé bien si por la llegada del invierno, por la moda de las novelas y películas sobre vampiros o por la vuelta a la moda de los estilos más alternativos y atrevidos, pero el maquillaje gótico parece que vuelve a estar a la última.
Eso sí, se trata de un estilo bastante más chic y sofisticado que el gótico que a todas nos viene a la cabeza al principio; no es un estilo para reforzar toda una estética sino un maquillaje para darnos un toque de distinción y misterio.
En este caso, eliminaremos la gran cantidad de maquillaje de los ojos para ceder el protagonismo a los labios, que serán el punto fuerte del rostro. Pero vamos por partes, porque antes de esto debes aprender unas cuantas cosas más.
La base y el fondo de maquillaje deben ser del mismo tono de nuestra piel e incluso preferiblemente de un tono más claro que ésta, así como tener siempre un aspecto mate que se refuerza y se mantiene durante más tiempo con la aplicación de polvos translúcidos sobre el rostro.
Para los ojos optaremos por la sencillez, aunque no puede faltar una sombra muy clara poco apreciable por todo el párpado (color marfil o similares). Sobre la línea de las pestañas superiores podemos trazar una línea algo difuminada con perfilador o khol negro o bien aplicar una sombra muy oscura (negro, berenjena, gris plomo…) sobre la línea a modo de perfilador. También puedes perfilar la línea de las pestañas inferiores para dar un halo de misterio a tu mirada. Por supuesto, un buen rimmel dará el toque final para conseguirlo.
Los labios son los protagonistas reales de este maquillaje. Para ellos optaremos por texturas mate y colores opacos muy oscuros como el borgoña, el morado, el negro o un tono cereza muy intenso, por ejemplo. Perfilarlos con un lápiz del mismo tono (o similar) es un recurso perfecto para ocultar cualquier defecto o irregularidad en la forma del labio, que podría quedar acentuado.