Cada año, con la llegada del calor del verano, todos los medios de comunicación se hacen eco de recordar todas las precauciones que debemos tener bajo el sol, a fin de prevenir contraer enfermedades tan extremas como puede ser el cáncer de piel. Estas precauciones son básicas y siempre las mismas, pero creo que la mayoría de nosotros no las obedecemos a rajatabla, confiando siempre en nuestra buena suerte. Pero el sol no puede producir tan sólo esta grave enfermedad que aparece a largo plazo, hay otras reacciones que son más inmediatas, como la erupción solar, más conocida como alergia al sol.
La alergia al sol está provocada por la radiación ultravioleta y en especial por la radiación UVA, y suele aparecer alrededor de 12 horas después de la exposición solar, y por lo general, su reincidencia es inevitable. Aparece en forma de pequeños granitos de color rojo o rosáceo, acompañados de picor, y suelen ser tan molestos como poco atractivos. Por lo general, salen en el escote, hombros, brazos y piernas, aunque no tanto en la cara. Si eres alérgica al sol, deberás extremas las precauciones y cuidados de tu piel en esta época del año, todas las horas del día, e independientemente de que vayas a la playa o no.
De este modo, te recomiendo que utilices una crema protectora de muy alto nivel de protección y con amplio espectro, y deberás usarla siempre, ya sea para pasear, tomar algo en una terraza o ir al trabajo. En cuanto a la playa o la piscina, tus exposiciones solares tendrán que ser graduales, de 20 o 30 minutos diarios, a los que podrás ir sumando más tiempo, y por supuesto, no podrás tomar el sol entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde. Asimismo, aunque tu protector sea resistente al agua y/o pantalla total, deberás repetir su aplicación cada 2 horas. Sólo así evitarás las molestias, picores, y granitos antiestéticos.