Aplicar una mascarilla facial es, digamos, muy fácil. No tiene muchos secretos. Se trata de elegir aquella que mejor se adapta a lo que deseas conseguir (más luminosidad, que se cierren los poros, eliminar granitos, evitar la grasa…), extenderla, dejarla actuar y retirar. Pero existen pequeñas cosas que puedes hacer antes y después para sacarle todo el partido posible. Y de eso es de lo que vamos a hablar hoy. ¡Toma buena nota!
El mejor momento para aplicar tu mascarilla
En este caso, cualquier momento es bueno. Sigue las instrucciones de cuántos minutos debe actuar y aplica cuando mejor te venga: por la noche antes de una cena, por la mañana mientras desayunas o el sábado por la mañana mientras lees tu libro preferido. Aunque hay quien dice que lo mejor es ponértela y relajarte, no hacer otras cosas mientras tanto, para que penetre mejor y haga más efecto…
Cómo sacarle el mayor rendimiento a tu mascarilla facial
Lo primero que tienes que recordar es que la mascarilla debe aplicarse con la piel limpia. Una vez hayas la hayas limpiado, aplica extendiendo el producto con suavidad y dando suaves golpes en la frente, barbilla y mejillas, para que se absorba mejor. Si tienes algún producto especial para el contorno de ojos aplícalo en esta zona. No te pongas la mascarilla de la cara en los párpados, en las ojeras ni en los labios. Retira con un algodón húmedo, lava tu cara con agua tibia y aplica tu crema hidratante habitual.
Si haces una mascarilla casera…
Si vas a elaborar una mascarilla casera asegúrate bien de las proporciones de los ingredientes y evita hacer pruebas y experimentos en tu piel, ya que el resultado puede ser nefasto. Y si te la compras ya hecha, sigue las instrucciones del fabricante en cuanto a la aplicación, tiempo de exposición y frecuencia de uso.