Todas hemos oído hablar alguna vez de la keratina, la hayamos usado o no. Se trata de una proteína que se encuentra en nuestro propio organismo y que, en gran medida, es la responsable del buen aspecto y la salud de nuestra piel, uñas y cabello. En cuanto a la fibra capilar, forma parte de su estructura y contribuye a que se mantenga flexible, brillante, sedosa y protegida frente a los agentes externos.
Debido a sus innumerables beneficios (alisa el pelo, sella las puntas, devuelve el brillo y la sedosidad al cabello…) está presente en la composición de muchos productos destinados al cuidado del cabello como cremas acondicionadoras, mascarillas o serums, entre otros. Por suerte, su coste es bastante asequible, al menos comparado con el tratamiento en una peluquería. Pero, ¿sabes cómo utilizar este tipo de productos?
La keratina destinada a realizar un baño reparador suele venderse en kits y aplicarla es bastante sencillo. Se puede vender en una textura parecida a un gel y también en spray, que es más fácil de utilizar. En ambos casos, es importante aplicarla siempre con el pelo limpio y habiendo retirado la mayor parte del agua y la humedad. También es importante distribuirla correctamente dividiendo el cabello en mechones no demasiado densos.
Lo mejor es que comiences a aplicarla desde la raíz hacia las puntas con un peine de púas separadas. Además, deberás respetar el tiempo de actuación y secar aplicando calor con el secador.
Algunos fabricantes recomiendan un segundo lavado tras la aplicación y otros dejar el producto tal cual, que irá desapareciendo de manera progresiva. Lo importante es seguir siempre las instrucciones que vienen en el envase. Eso sí, para conseguir mejores resultados te recomendamos que cubras la cabeza con un gorro de baño. ¡Potenciarás la acción natural de la keratina!