Durante mucho tiempo, el colorete ha sido una parte del maquillaje a la que no se le ha dado demasiada importancia, pero este año es uno de los puntos clave para lograr cualquier look. Por ello es importante conocer formatos, colores y formas de aplicación según el efecto que quieras producir. Del mismo modo, hay algunos truquillos que evitarán que lo lleves concentrado a modo de manchitas o pequeñas ronchas.
Si no utilizas base de maquillaje, y prefieres mostrar tu piel con una crema de color o tu tono natural, especialmente en verano, es preferible que te decantes por texturas líquidas o en crema. Aplícalo directamente después de la hidratante y verás cómo se funde mucho mejor, asimismo estos productos puedes extenderlos perfectamente con la yema de los dedos o con una esponjita. Por el contrario, si utilizas una base, conviene que uses un colorete que te ofrezca un acabado similar.
Si utilizas un maquillaje fluido, podrás elegir la textura que más te guste, si tu maquillaje es en polvo, es preferible que el colorete también lo sea. En ambos casos, es importante que antes de aplicar el colorete en polvo te des una fina capa de polvos traslúcidos, de este modo evitarás que el color se quede acumulado en algunas zonas gracias a que la brocha se deslizará mucho mejor. También es importante que antes de ponerlo en tu rostro, sacudas un poquito la brocha para retirar excesos.
En cuanto a los tonos, los tostados van muy bien en las pieles mates, así como los rosados favorecen a todo el mundo y durante todo el año, ya que son los más recomendados para aportar un rubor muy natural y de aspecto saludable. Por su parte, los tonos melocotón dan luminosidad a las pieles que están ligeramente bronceadas. Y no podemos olvidar que este año el colorete naranja es uno de los colores estrella de la temporada y que su aplicación más atrevida es ocupando gran parte de la mejilla.