Tipos de anticelulíticos y su uso correcto


La llegada del verano es el momento en el que hacemos una especie de inspección para ver en qué condiciones está nuestro cuerpo. Por lo general, todas podemos apreciar algo de celulitis en mayor o menor medida y en distintas partes del cuerpo. Aquí es cuando nos damos cuenta de que lo ideal hubiera sido cuidarnos todo el año y no tener la urgencia de iniciar una operación bikini a marchas forzadas.

Uno de los productos más demandados esta época son los anticelulíticos, pero no todos van bien para todo el mundo, ni tampoco se usan de un modo correcto. Existen distintos tipos de celulitis: dura, flácida y edematosa. Además puede ser localizada o generalizada. Por ello también existen diferentes tipos de anticelulíticos, para tratar de combatir mejor cada una de las categorías. En cualquier caso, ingredientes como la cafeína y la carnitina son comunes a todas las fórmulas.

Para celulitis duras y muy rebeldes, la fórmula se refuerza con otros activos lipolíticos como extractos vegetales de café, té y cacao, así como con otros ingredientes ricos en yodo como algas marinas. Para celulitis del tipo edematosa hay que aplicar anticelulíticos que activen la circulación como romero y mentol, así actuarán contra la retención de líquidos. Para casos de flacidez, irán bien aquellos que contengan retinol, péptidos y silicio, encargados de mejorar la firmeza y aspecto de la piel.

En cuanto a su uso correcto, es conveniente exfoliar la piel con regularidad. Su primer efecto es mejorar su aspecto, eliminando las capas más superficiales de la denominada piel de naranja. Pero también favorece la absorción del tratamiento que vayas a aplicarte posteriormente. Esta aplicación irá siempre acompañada de un masaje realizado en movimientos circulares en la zona del vientre, y ascendentes en piernas y brazos, centrándose especialmente en las caras internas de ambos.

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