La belleza de las uñas y de las manos en general no depende solamente de que llevemos bien pintada y arreglada la superficie de la uña en sí, sino también del cuidado que sepamos tener de cada una de sus partes.
La cutícula es una de esas partes a las que a menudo prestamos más bien poca atención a pesar de ser de mucha importancia, y es que estos pellejitos que se establecen entre la uña y la piel del exterior del dedo nos protegen de la entrada de todo tipo de gérmenes que podrían producirnos infecciones.
Por tanto, eliminarlas podría suponer no sólo una infección sino también un mal crecimiento de la uña, por lo que debemos mantenerlas cuidadas tanto por estética como por salud.
Para ello debes hidratarlas constantemente ya sea con cremas hidratantes o con soluciones a base de aceite de jojoba o almendras dulces, por ejemplo, para que penetre en ellas los nutrientes de estos ingredientes.
Además, sería conveniente que una o dos veces por semana cogieses el hábito de arreglarlas; para ello deberás aplicar un gel quitacutículas para ablandarlas, tras lo que deberás empujarlas y frotarlas suave y ligeramente con una toalla para mantener su buen aspecto. Si vas a usar una tijera o similar, asegúrate de desinfectarla bien con alcohol para evitar que puedan aparecer molestos problemas como los padrastros.
También puedes utilizar una lima limpia para quitar las cutículas recrecidas. Del mismo modo que en la técnica anterior, deberás empuja hacia atrás tus cutículas y pulirlas pasando la lima de un lado hacia otro sobre la piel (ya seca) que rodea la superficie de cada uña. Después pule las uñas para garantizar que sean estéticamente agradables y tras esto aplica en la base alguna crema especial para la zona con ácidos de frutas naturales que eliminen las durezas que puedan haber quedado.