La piedra pómez es uno de esos productos de la naturaleza que tanto bien hacen en la vida diaria de las personas, y es que en este caso particular el producto puede utilizarse en ámbitos desde el de la belleza hasta el de las labores del hogar.
Hoy nos olvidaremos de esta segunda parte para centrarnos en lo que a su utilización estética se refiere, y es que es conocido como uno de los mejores recursos para el
Callos, talones agrietados, pieles muertas… La piedra pómez puede ser una solución a todo esto si sabes cómo utilizarla, ¡así que dedícanos cinco minutos y conseguirás unos pies preciosos!
El objetivo de este instrumento no es otro que complementar los cuidados de hidratación y humectación de los pies, y es que para hacer esto previamente debes haberte deshecho de las pieles secas y muertas que no hacen más que empeorar su aspecto.
Utilizarla es de lo más fácil: Remoja tus pies en agua tibia durante unos minutos y luego enjabónalos con un producto con PH neutro que no reseque todavía más la zona.
Humedece también un poco la piedra para facilitar su deslizamiento y comienza a masajear con suaves movimientos rotatorios haciendo especial hincapié en las zonas más perjudicadas, que acostumbran a ser talones y zonas callosas.
Teniendo en cuenta que el jabón irá siendo absorbido por la piel es muy importante que vuelvas a humedecer la zona y a aplicar jabón cada vez que resulte necesario para que la piel no sufra más de la cuenta.
Aunque los resultados son visibles, no creas que conseguirás unos pies ideales en una sola sesión: Debes realizar tu tratamiento casero un mínimo de tres veces a la semana y durante tanto tiempo como sea necesario.
A partir de entonces, ¡no descuides nunca más a tus pies!